La transición para dejar atrás el uso de carbón y otros tipos de generación de energía termoeléctrica e impulsar la penetración de las fuentes renovables es un paso inicial sólido para la descarbonización de un país.

Las otras piezas importantes del rompecabezas —la eficiencia energética, la electrificación y el transporte sostenible— podrían ser más complicadas, dado que el objetivo no es un par de centrales eléctricas, sino más bien un conjunto atomizado de hogares, fábricas y vehículos.

Un instrumento poderoso para la transición energética son las bombas de calor, cuyo uso puede reducir las cuentas de luz y las emisiones de carbono de hogares y negocios.

Chile, que aspira a lograr la neutralidad de carbono para 2050, es uno de los países latinoamericanos que están dando los primeros pasos en el área de las bombas de calor, habiendo realizado una investigación de mercado pionera con la agencia alemana de cooperación internacional, GIZ, y comenzado a instalar unidades.

Los costos de operación son mucho más bajos que los de las soluciones tradicionales de calefacción o refrigeración, aunque es necesario superar algunos obstáculos para impulsar el despliegue, dijo a BNamericas un especialista local.

“Las principales barreras son el desconocimiento de su tecnología y de sus beneficios”, dijo Rodrigo Barraza, académico e investigador del centro de investigación de energía solar SERC Chile y del centro de investigación de transición energética Centra de la Universidad Adolfo Ibáñez y de su Facultad de Ingeniería y Ciencias.

“En algunos casos podría ser que pueden tener un elevado costo inicial de inversión, pero que se recupera con los ahorros anuales por menores costos de operación con respecto a sus alternativas”, indicó.

A la hora de impulsar el segmento, señaló que tanto el sector público como el privado tienen un papel que desempeñar.

En pocas palabras, las bombas de calor utilizan electricidad para transferir calor desde un espacio frío hacia un espacio cálido y viceversa. El sistema es una alternativa energéticamente eficiente respecto de las calderas y equipos de aire acondicionado tradicionales y es defendido en Estados Unidos y Europa por ser una herramienta destinada a reducir las emisiones de carbono producidas por la calefacción y refrigeración de los edificios.

Junto con las bombas de calor aerotérmicas —la variante común—, se han instalado en Chile unidades geotérmicas, inclusive en una escuela, una planta empacadora de frutas y un hogar para personas mayores vulnerables.

Con las unidades geotérmicas, los recursos de energía geotérmica (suelos o aguas subterráneas) pueden utilizarse con una bomba de calor para calentar y enfriar hogares, fábricas e invernaderos, entre otras aplicaciones.

Una bomba de calor aerotérmica transfiere calor entre un edificio y el aire exterior. Las soluciones geotérmicas, a pesar de que suelen necesitar un mayor desembolso inicial, logran mayores eficiencias y pueden llegar a disminuir el consumo en 70-80%, según el Departamento de Energía de EE.UU.

Un proyecto de ley del gobierno para fomentar el desarrollo de sistemas de energía geotérmica de baja entalpía, o somera, avanzó en el Congreso de Chile y actualmente se encuentra en el Senado. El pilar clave de la propuesta, presentada en 2019, exime a dichas iniciativas de tener que obtener una concesión según el sistema vigente, que fue diseñado para centrales eléctricas a gran escala. También se propone el establecimiento de un registro de proyectos, tanto existentes como nuevos, y reglas de seguimiento y seguridad, según el texto original del proyecto de ley. El marco se centra en proyectos que aprovechen recursos geotérmicos a profundidades inferiores a 400m y con una temperatura media menor que los 90°C.

BNamericas publicará la entrevista completa con Barraza en los próximos días.

Fundada en 2013 a través de un programa gubernamental de ciencia y tecnología, SERC está compuesto por unos 80 investigadores de 6 universidades y la unidad chilena del instituto alemán de investigación aplicada Fraunhofer. Además de contribuir al debate de políticas públicas y realizar trabajos educativos, los miembros de SERC realizan investigaciones sobre la energía solar en áreas como tratamiento de agua, materiales y sistemas industriales.