En el país se están desarrollando iniciativas para valorizar partes y piezas fuera de uso de centrales renovables y otras instalaciones del rubro energético. Llegar a “Cero residuos” es la meta.

Chile en 2021 se planteó la ambiciosa meta de alcanzar el 70% de generación de energía a partir de fuentes renovables al año 2050. Camino al logro de ese objetivo, el país en la última década ha experimentado un crecimiento sostenido de los proyectos energéticos con tecnologías limpias, liderado por la solar y la eólica.

Sin embargo, como sucede con todos los productos, las partes y piezas de las plantas tienen una vida útil definida En el caso de la generación fotovoltaica, las centrales pueden contener millones de celdas de slicio, un material que debe ser descartado cada 25 anos aproximadamente.

¿Cuál es el destino final de los paneles solares y los aerogeneradores que se desechan?

De acuerdo con Felipe A. Larrain, PhD y académico del CENTRA-UAI, en Chile las empresas del segmento generación sobre todo, de energías renovables, todavía no se han visto enfrentadas a gestionar grandes cantidades de componentes mayores residuales o de desecho. “Por ello, los casos interesantes siguen siendo situaciones aisladas, principalmente, modernizaciones”, precisa el experto.

En ese sentido, agrega que la modernización del complejo termoeléctrico de Engie en Mejillones, especificamente las unidades CTA (Central Termoeléctrica Andina) y CTH (Central Termoeléctrica Hornitos), es uno de esos casos. “En ese proyecto, que cuenta con RCA aprobada desde el 4 de abril de 2022, se pretende reemplazar el carbón por 100% biomasa. Esto implica transportar el nuevo insumo desde las instalaciones portuarias hasta la actual cancha de carbón y reemplazar las cintas, sistemas motrices y variadores de velocidad para adaptarlos a la biomasa, sin contar las adecuaciones a las unidades generadoras”, explica el investigador.

En consecuencia, añade que “la fase de construcción generaría 45 toneladas/día de cintas de correas transportadoras de desecho, entre otros residuos industriales no peligrosos, las que podrían ser dispuestas en un relleno sanitario, recicladas o valorizadas y revendidas para otra aplicación”.

Otra experiencia citada por Larraín es el proyecto de ampliación del parque eólico Alto Baguales, propiedad de Edelaysen, ubicado en las cercanías de Coyhaique. “En ese caso, se considera el reemplazo de tres aerogeneradores de 0,66 MW, por dos nuevos de 3,8 MW y la integración de 6 unidades adicionales de similar potencia. En la descripción del proyecto, el titular indica que las máquinas antiguas serán desmanteladas en partes, acopiadas e inspeccionadas para determinar si es factible reubicarlas en un parque más pequeño, revenderlas en el mercado internacional o descartarlas”.

Cero residuos en obra

Roberto Muñoz, Gerente General de Andes Solar, relata la experiencia exitosa de la empresa en materia de valorización de residuos de sus proyectos de energia solar fotovoltaica, en colaboración con la firma Kyklos. “En una primera etapa nos estamos haciendo cargo de todos los residuos que se generan en la construcción de nuestros proyectos fotovoltaicos, para llegar al objetivo de obras ‘Cero residuos’, de manera que los residuos de obra no terminen en un vertedero y podamos integrar el concepto de economia circular a nuestros procesos”, explica el ejecutivo.

Para una fase posterior, acota Muñoz, a través de la realización de un análisis de ciclo de vida de una planta de generación, “queremos trabajar sobre el diseño, para escoger materiales bajos en huella de carbono y productos, y así seguir avanzando en esta circularidad en el desarrollo de proyectos solares”.

Por otra parte, destaca que cerca del 100% del total de los residuos producidos en sus proyectos en etapa de construcción se puede gestionary desviar del camino al vertedero. En cuanto a los materiales que logra valorizar la compañia, señala que desechos como cartones, plásticos, films, zunchos y restos de tuberias HDPE son gestionados para el reciclaje. Por otro lado, las sobras de madera, pallets o tuberías PVC se reutilizan.

En términos de valorización, precisa que “estamos en torno al 80% y 95%, entre material reciclado o reutilizado, aunque ese margen depende de la zona en donde se ubican los proyectos. En la región Metropolitana es donde hemos alcanzado mayores porcentajes, dado que hay mayor disco nibilidad de gestores de residuos en comparación a otras regiones.

Sin embargo, para llegar a la meta de cero residuos en obra, subraya que es importante avanzar en el reciclaje de los paneles solares, piezas que sufren deterioros durante el transporte o montaje. “Si pensamos a largo plazo, prácticamente todo lo que se instala en un proyecto fotovoltaico será circular y se podrá gestionar, como es el caso de los paneles, acero, componentes electrónicos, cableado, cerco perimetral, etc. No obstante, es necesario que todos vayamos un paso más adelante y avancemos en diseños de plantas que cumplan e integren esta cultura sostenible, pensando en su ciclo de vida, resalta el ejecutivo.

Reciclaje eólico

En la misma línea, Jonathan Colombo, Head de Sustentabilidad de Vestas para Latinoamérica, afirma que la compañía está trabajando activamente en el desarrollo de tecnologías de reciclaje de compuestos para lograr el objetivo de turbinas eólicas zero-waste al año 2040.

De acuerdo con Colombo, una turbina eólica Vestas promedio hoy es reciclable en un 85% lo que significa que al menos el volumen más significativo de su peso se puede reciclar o reutilizar por completo. “El desafio restante radica en gran medida en el reciclaje de las palas de turbinas eólicas. Estos componentes contienen elementos que son principalmente resina epoxi y fibra de vidrio. Si bien el material es liviano. resistente y muy duradero, hoy día es difícil reciclario de manera rentable, escalable y sin dejar una huella de carbono mayor que si se utilizaran materias primas virgenes”, sostiene.

En la empresa, agrega Colombo, “entendemos por zero waste la manera de prevenir todos los residuos y desarrollar una economia circular para cada uno de los materiales, incluido el ciclo del carbono. Estamos convencidos de que, a través de la circularidad, podremos reutilizar, reparar, remanufacturar o reciclar, sin recurrir a la incineración o el vertido”. Y detalla que “este proceso abarca todas nuestras operaciones, así como también las de nuestros proveedores directos; comprende, asimismo, el diseño y la adquisición, la producción, la construcción, el servicio, las ventas y las soluciones al final de la vida útil de los materiales”.

Actualmente, la firma europea trabaja en dos proyectos de economía circular: DecomBlades y CETEC. El primero aborda el reciclaje de las palas eólicas existentes y, en el caso de CETEC, se está desarrollando una nueva tecnologia de resina para futuras aspas, bajo el concepto de economia circular, “En el corto y mediano plazo es importante escalar aún más y madurar las tecnologías en proyectos como DecomBlades, para garantizar que las aspas de las turbas se desvíen de los vertederos autorizados y destinados a ese tipo de materiales”, sostiene el ejecutivo.

Respecto a CETEC, argumenta que puede contribuir a las cadenas de valor de epoxi circulares, donde las propiedades materiales del epoxi se pueden mantener para que los elementos reciclados se puedan reutilizar en la producción de nuevas palas”.

Valorización de baterías De forma complementaria al camino recorrido por los proyectos renovables, el reciclaje de baterías fuera de uso procedentes de autos eléctricos y otros vehículos también ha concretado avances en Chile.

Francisco Aguirre, CEO de Andes Electronics, explica que la empresa desarrolló una tecnologia que permite la incorporación de baterias de diferentes origenes y capacidades, a un mismo sistema de almacenamiento energético que sirve para distintas aplicaciones tales como incorporación con energías renovables, servicios complementarios, arbitraje de ener gia y sistemas de respaldo, entre otros.

“Estos sistemas consisten en contenedores de baterías que permiten dar escala a una solución que además sea modular. Asimismo, en el caso de las baterias de menor escala, se les puede asignar un uso residencial”, señala.

En cuanto al proceso de valorización, Aguirre explica: “En primer lugar, tenemos que caracterizar la batería. Esto consiste en determinar cuánta energia es capaz de almacenar aún, donde lo habitual es que se descartan a un 75%-80% de su capacidad original”. Añade que en la compania evitan a toda costa intervenir la batería de un vehículo eléctrico, a menos que esta tenga una falla evidente y solucionable: “Hemos desarrollado procesos que aceleran hasta 10 veces la velocidad con que se puede reconocer el estado de una batería. Pero se debe ser muy cautelosos con la cantidad de recursos destinados a recuperar una batería, dado que muchas veces, para ser reacondicionadas, involucran un costo que no justifica la inversión posterior”.

Posteriormente, la batería se incorpora mediante la tecnología desarrollada por la empresa en un sistema más grande de almacenamiento estacionario.

 

Gentileza Revista Electricidad.