21 de noviembre de 2024

«Triplicar la capacidad anual de energía renovable durante los próximos seis años sería el paso más grande que el mundo podría dar para alcanzar nuestros objetivos climáticos globales», señalaba en diciembre de 2023 Jennifer Layke, directora de Energia Global del World Resources Institute, al término de la COP28, en Emiratos Árabes Unidos, al destacar el acuerdo suscrito por 117 paises.

Y aunque las energías renovables (ER) van en camino de superar a los combustibles fósiles en capacidad instalada global, esto podría no ser suficiente para lograr esas metas. Según un informe reciente de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés), para lograrlas se requiere incrementar la capacidad de ER a una tasa minima del 16,4% anual hasta 2030. Con el alza de 14% de 2023 se alcanza una tasa de crecimiento anual compuesta de 10% (2017-2023) que, de mantenerse, no alcanzaría.

En este escenario, se hace imprescindible seguir explorando el desarrollo de otras fuentes de energias renovables no convencionales (ERNC), entre las cuales surge un nuevo protagonista: la energía eólica offshore, que viene creciendo fuertemente en los últimos años.

La energia offshore es aquella que se produce al aprovechar el viento que se genera en alta mar. Hasta ahora, se ha desarrollado con dispositivos fijos instalados en el fondo marino, a profundidades inferiores a los 50 metros. Pero en el último tiempo se ha estado innovando fuertemente en dispositivos flotantes que están próximos a entrar en fase comercial, y que «permiten ampliar las eventuales zonas geográficas compatibles con este tipo de tecnologías, especialmente en paises que no cuentan con una extensa plataforma continental, como es el caso de nuestro país», señala el informe «Tecnologías de Energia Offshore para Chile: Perspectivas y Desafios, elaborado por la empresa Meric, en conjunto con la Universidad Austral.

Además del avance tecnológico, el sector offshore ha mostrado una importante expansión geográfica, pasando de estar concentrado en Europa, a mostrar desarrollo en Asia (hoy, ambas regiones representan, en conjunto, el 99,9% de la capacidad mundial). Más recientemente, se observan crecimientos en América del Norte y Oceania.

«El año pasado fue el segundo año con mejores cifras en la historia de la energía offshore», afirma el «Global Offshore Wind Report 2024», del Consejo Global de Energia Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés), el cual explica que en 2023 se añadieron a la red mundial 10,8 GW de capacidad eólica marina, lo que elevó el total global a 75,2 GW, con un 24% de alza en 12 meses.

EI GWEC proyecta que entre 2024 y 2033 se añadirán más de 410 GW. «Si bien los costos monetarios de la energía eólica offshore aún son más altos respecto de otras fuentes de ER en tierra, se proyectan importantes reducciones, lo que irá acompañado del desarrollo de economías de escala, innovaciones tecnológicas y manufactura en serie», explica el reporte de Meric.

Perspectivas locales

Un estudio del Banco Mundial citado por la empresa identifica en Latinoamérica un potencial técnico de más de 7.100 GW de energia eólica offshore, siendo Argentina, Brasil, Chile y México los países con mayores posibilidades. Brasil estaría más avanzado, con propuestas ingresadas en su sistema de evaluación ambiental por más de 171 GW; en Argentina existiría un potencial de unos 1.800 GW y en Chile llegaría a unos 957 GW, de los cuales el 14% corresponde a turbinas eólicas fijas al fondo y el 86%a flotantes.

AnaLía Rojasm directora ejecutiva de la Asociación Chile de Energías Renovables y Almacenmiento (ACERA), recuerda que la primera ola de desarrollo ERNC fue eólica onshore y luego se concentró en la solar fotovoltaica, por una calda récord en sus costos. Esta, unida al plan de retiro del carbón, aceleró los requerimientos de inversiones en tecnologías renovables, «irrumpiendo la concentración solar de potencia (CSP), la hidráulica de bombeo, el almacenamiento (baterías eléctricas), y ahora último, la eólica offshore».

«¿Cuál es el factor común de todas estas tecnologías? Que pueden entregar una curva de carga más estable en el dia, que es lo que se requiere en un sistema con alta penetración de ER variables. O sea, ahora buscamos energía de base, que puede ser entregada por turbinas eólicas offshore con factores de planta más altos que la solar y eólica onshore», dice Rojas.

Carlos Silva, investigador asociado del Centro de Transición Energética UAI (CENTRA), advierte que la explotación de la energía eólica offshore es más dificil que la terrestre. «En particular, el ambiente marino altamente corrosivo, lo que es problemático para tecnologías que requieran partes metálicas expuestas y sofisticados sistemas de piezas móviles. Otro problema relevante es la necesidad de contar con fundaciones (tecnologia convencional) al menos anclajes (tecnología emergente) al suelo marino. En tal sentido, en la medida en que aumenta la profundidad del mar, mayores serán los costos asociados a su implementación». En contraste, proyecta que «el desarrollo energético seguirá privilegiando las alternativas más económicas y probadas, como las solares, eólica terrestre, hidráulica, bioenergia, e incluso la geotérmica», antes de explotar tecnologias «menos disponibles» como la marina.

Sin embargo, Ana Lia Rojas acota que la tecnología offshore está mostrando costos más competitivos, y «debería tener cabida, porque aporta a la gestión de variabilidad de de ERNC, al entregar energia más estable al sistema y estar generalmente instalada frente a centros de consumo».

Mayor Ventaja

Esta es una de las mayores ventajas, si bien existe un gran potencial eólico terrestre, entre las regiones de Antofagasta y Coquimbo, y del Bioblo a La Araucanía, este disminuye al considerar restricciones territoriales (pendiente del terreno, cercanía a zonas urbanas, entre otras) y técnicas (factor de planta óptimo y transmisión eléctrica).

En cambio, al ser un pais estrecho, las zonas costeras están mucho más cerca, lo que «permite una distribución eficiente de la energia generada hacia los lugares donde más se necesita», destaca Juan Gari, gerente regional para Latinoamérica de Deep Wind Offshore, empresa noruega que acaba de presentar oficialmente una iniciativa para instalar dos parques de generación eólica offshore en el golfo de Arauco, en la Región del BioBio. «Lo único que podemos adelantar es que estamos trabajando en dos proyectos: uno de estructuras fijas con capacidad esperada del orden de 900 MW, y otro flotante», explica.

En términos geológicos y meteorológicos, la costa chilena presenta vientos superficiales «determinados a gran escala por la presencia tanto del anticiclón del Pacifico Sur, que favorece el arribo de los vientos del sur en la costa de las zonas norte y centro, como el cinturón de bajas presiones que genera circulación ci clónica en las latitudes medias. Estos vientos que fluyen sobre el mar sin barrera alguna presentan mayor potencial que en tierra», detalla el informe de Meric.

Agrega que en una primera estimación, la zona centro tendría un potencial de cerca de 30 gigawatt hora (GWh) de generación anual y un factor de planta mayor al 40% para una turbina referencial de 8 MW. Las tres regiones con mejores posibilidades de desarrollo serian Valparaiso, Biobío y Los Ríos.

«La selección de los lugares más adecuados pasa por un análisis del recurso eólico y de la profundidad del mar. En base a estos criterios, se podría destacar a las zonas del sur de Chile, en particular, en las regiones de Los Lagos y de Magallanes», opina Carlos Silva, de CENTRA.

«En nuestro caso, hemos priorizado el BioBio por su gran historia y potencial, con universidades de nivel mundial, experiencia y capacidad industrial, excelente infraestructura portuaria y manejo del mar», explica Gari, destacando también que Chile «cuenta con una infraestructura robusta, con puertos yastilleros que pueden apoyar el desarrollo e implementación de tecnologias complejas como esta»

Hoja de ruta

Gari cuenta que eligieron Chile para su primer proyecto latinoamericano considerando que el país) «está comprometido con alcanzar la carbono neutralidad y cuenta con un marco regulatorio estable y razonable, así como con un mercado interesante, que permite que empresas como la nuestra puedan pensar en invertir y planificar a largo plazo».

No obstante, Ana Lia Lia Rojas acota que, en general, «las instituciones y el sistema de permisos están en deuda con los requerimientos de los nuevos proyectos de inversión renovable, cualquiera sea su tecnología. Frente a la evaluación de una tecnología nueva, que nunca antes se ha desarrollado ni construido en Chile, tener una adecuada respuesta del aparato de de permisos y autorizaciones es menos probable aún».

Desde el Ministerio de Energia señalan a «El Mercurio» que las caracteristicas geográficas y el avance tecnológico han aumentado la posibilidad de implementar proyectos offshore y que «numerosos consorcios internacionales han manifestado su interés», algunos de los cuales «tienen avances concretos para su desarrollo».

«En atención a lo anterior, este año, el ministerio anunció el interés de elaborar una hoja de ruta para el desarrollo de la energia eólica marina, que permita disminuir las brechas para la implementación de esta tecnología en el país y colaborar con los objetivos de descarbonización y transición energética que nos hemos propuesto», explican.

«Esta hoja de ruta permitirá, en base a diversos análisis y modelamientos técnicos y económicos, hacer una evaluación de los recursos, el potencial técnico y la viabilidad económica para el avance de esta tecnologia en Chile, considerando las brechas existentes en áreas como infraestructura, politicas públicas, condiciones regulatorias, económicas y de mercado», detallan desde la cartera de Energia. Para avanzar hacia este documento, el ministerio está trabajando con la iniciativa «Net Zero World» (NZW) del Departamento de Energia de Estados Unidos, el Banco Mundial y expertos de la Red de Laboratorios de EE.UU. (NREL, por sus siglas en inglés).

Impactos sociales y ambientales

La hoja de ruta deberá hacerse cargo también de los desafios sociales y ambientales que trae el desarrollo offshore, que varían según la zona y deben ser estudiados adecuadamente.

En general, entre los impactos negativos moderados/altos, el informe de Meric menciona los efectos de mortalidad y desplazamiento que las turbinas pueden generar en aves y mamiferos marinos, y en la estructura de los ecosistemas; pero un efecto positivo podría ser el uso de las instalaciones por parte de especies marinas, simulando arrecifes artificiales. Un segundo aspecto debatible, según el ángulo en que se lo analice, es «la mitigación de los impactos de la pesca de arrastre por su prohibición en zonas cercanas a las instalaciones debido a motivos de seguridad», dice el estudio. En algunos paises, esto mismo ha generado protestas de los pescadores.

También puede haber un impacto visual, ya que para algunos las instalaciones frente a una costa pueden pues está sujeto a la emocionalidad de las personas. Una investigación concluyó que turbinas ubicadas a más de 40km de la costa sólo son visibles si uno se concentra en ellas; a unos 29km son perceptibles ocasionalmente y a menos de 16km, ya se convierten en un foco de atención visual importante.

Otro elemento a tener en cuenta. es el uso múltiple del espacio maritimo, donde hay intereses económicos, recreativos y ambientales, entre otros.

 

Gentileza El Mercurio