Una de las principales tareas del gobierno es generar condiciones favorables en términos de señales económicas y certeza jurídica para el desarrollo eficiente de las tecnologías habilitantes de la transición energética, así lo señaló en entrevista exclusiva con Revista Energía el Director del Centro Transición Energética (CENTRA) de la Universidad Adolfo Ibáñez, Daniel Olivares.

 

Santiago de Chile.-

 

¿Cuáles son los grandes desafíos en materia de transición energética en Chile?

 

En términos generales, el principal desafío de la transición energética está asociado a encontrar el equilibrio entre los costos que debe asumir la sociedad en el presente y en el futuro, con el objetivo de neutralizar sus emisiones de gases de efecto invernadero. A mi juicio, no es posible encontrar dicho equilibrio en base a análisis técnicos en el presente, ya que se desconocen en gran medida los costos que implican transiciones más o menos aceleradas a una matriz energética carbono neutral. En consecuencia, el desafío se traduce en la generación de un consenso político respecto de la rapidez con que debe ocurrir la transición, y por ende los costos que la sociedad debe ir asumiendo progresivamente. En términos prácticos, debemos decidir como sociedad qué tecnologías de generación deben acompañar a las energías renovables los próximos años para asegurar un suministro confiable mientras se avanza progresivamente en la carbono neutralidad del sector. Al mismo tiempo se debe decidir en qué medida se puede dejar la transición energética en manos de los mercados competitivos, y en qué instancias será necesaria la acción decidida del Estado para moldear la respuesta del mercado en tiempos acotados.

 

Dentro de las prioridades y factibilidades, ¿Cuál de ellos serían a su parecer la tarea a comenzar por este gobierno?

 

Una de las principales tareas del gobierno es generar condiciones favorables en términos de señales económicas y certeza jurídica para el desarrollo eficiente de las tecnologías habilitantes de la transición energética. Lo anterior implica generar un marco regulatorio y diseño de mercado que favorezcan el desarrollo eficiente del almacenamiento de corto y largo plazo para gestionar la gran variabilidad de la generación renovable. En segundo lugar, será muy importante avanzar en la eliminación de barreras estructurales al desarrollo del tremendo potencial de recursos energéticos distribuidos con que cuenta Chile, mediante la tramitación de una reforma integral al segmento de distribución que alinee los incentivos de empresas distribuidoras y desarrolladores con el objetivo de un desarrollo eficiente, sostenible y seguro del suministro eléctrico.

 

¿De qué manera la academia puede acelerar el proceso de innovación en transición energética?

 

La academia en Chile ha estado permanentemente involucrada en el desarrollo de análisis y propuestas de solución a los desafíos del sector energético, ya sea a través del desarrollo de investigaciones aplicadas, apoyo al diseño de políticas públicas, y el desarrollo de estudios específicos de diseño regulatorio y de mercado, que han ayudado a la generación de consensos en torno a soluciones validadas por académicos e investigadores. En la última década, la academia y centros de investigación en Chile también han formado una masa crítica de investigadores con capacidad de llevar adelante desarrollos tecnológicos asociados a la producción, suministro y consumo energético, incluso hasta etapas comerciales. A pesar de lo anterior, aún son escasas las iniciativas privadas que han aprovechado dicho potencial. Sin embargo, es de esperar que los crecientes desafíos que plantea la transición energética, junto a la creación de programas innovadores de interacción entre industria y academia, permitan en el mediano plazo la aparición de nuevas herramientas, tecnologías y modelos de negocio, resultado de la mayor colaboración entre academia y el sector privado.

 

¿Piensa que existe un sello de sostenibilidad en la cartera energética? ¿Por qué?

 

La cartera energética en Chile ha ido forjando un sello de sostenibilidad a partir de la integración masiva de energías renovables al sector eléctrico, y más recientemente la publicación de estrategias orientadas a aprovechar al máximo el potencial renovable en Chile en procesos dependientes de combustibles fósiles, como son la estrategia nacional de electromovilidad, y la estrategia para el desarrollo de la industria de hidrógeno verde en Chile. En gran parte esta tendencia se debe a que la notable baja de costos de desarrollo de proyectos de generación renovable produjo un cambio enorme en el mix eficiente de generación en Chile en la última década, lo que se tradujo en el desarrollo masivo en este tipo de proyectos por iniciativa privada.

 

Entiendo que CENTRA debuta este mes con un programa de innovación industrial junto a ACESOL ¿de qué trata este proyecto?

 

Efectivamente, como parte de las iniciativas CENTRA para vinculación con el medio local, hemos diseñado el Programa de Investigación Industrial, o Industrial Research Chair (IRC) en inglés, que busca fomentar el desarrollo de investigación aplicada enfocada en responder interrogantes de investigación de interés de la industria energética local.

 

El primer programa IRC se desarrollará a partir de abril de 2022 con el patrocinio de ACESOL y buscará a partir de un programa de investigación generar nuevo conocimiento y herramientas para la integración eficiente de recursos energéticos distribuidos en Chile, de modo de informar cambios regulatorios o normativos, así como facilitar la toma de decisiones de inversión y operación de recursos energéticos distribuidos en Chile.

 

¿Qué mensaje le daría al gobierno y a la industria como foco para este año 2022?

 

Es de la mayor importancia para el éxito del proceso de transición energética que tanto las autoridades sectoriales como los distintos actores privados del sector sean capaces de establecer consensos respecto de los cambios necesarios para alcanzar las metas de reducción de emisiones del sector energético, y buscar mecanismos para que las legítimas preocupaciones de corto plazo de los actores del sector no entorpezcan la implementación de modificaciones que buscan objetivos de largo plazo. Para lo anterior, el primer paso es reafirmar los objetivos de política pública de largo plazo del sector por parte del Ministerio de Energía.