Aunque por ahora no existe riesgo de racionamiento, en caso de ser necesario, un decreto permitiría la aplicación de una serie de medidas excepcionales para reducir el consumo de electricidad.

Pese a que el abastecimiento eléctrico aún está garantizado, la sequía es una realidad a la que hay que anteponerse. Por eso, existe un decreto preventivo de racionamiento que establece medidas frente a la estrechez energética, considerando que el aporte de las centrales hidroeléctricas al sistema eléctrico bordea anualmente el 20%. “El año 2021 se reportó, en julio, una caída en ese aporte, llegando solo a un 13%, la cifra más baja observada en décadas”, comenta Karien Volker, subgerente de Consumo y Producción Sustentable de la Fundación Chile.

Según Daniel Olivares, director del Centro de Transición Energética (Centra) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), el sistema eléctrico se opera y planifica buscando un alto nivel de seguridad de suministro, lo que implica proyectar escenarios altamente desfavorables desde el punto de vista de la disponibilidad de recursos, aunque tengan una probabilidad de ocurrencia muy baja. “Si bien, el escenario de racionamiento es aún poco probable, una mala conjunción de eventos de falla de máquinas de generación importantes podría gatillar un racionamiento”, indica.

En este ámbito, el profesor de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile y socio de E2BIZ, Jacques Clerc, afirma que fallas en alguna unidad relevante de generación o problemas de en el suministro de combustibles pueden desencadenar restricciones. “De no cumplirse los contratos de suministro de combustibles habría un problema muy serio. Incluso la Agencia Internacional de la Energía ha manifestado preocupación sobre la seguridad de suministro de petróleo, planteando metas de reducción de su consumo, mientras expertos internacionales hablan de una crisis, especialmente en el diésel”, señala.

Aunque el Ministerio de Energía prorrogó hasta septiembre el decreto preventivo de racionamiento, dentro de las nuevas medidas, el profesor Clerc destaca el cálculo por parte del Coordinador Eléctrico de los requerimientos mensuales de diésel y una reserva hídrica de 650 GWh (equivalentes a unos 900MW térmicos).

“Estas medidas contribuyen a reducir el riesgo de racionamiento, pero son insuficientes si la sequía se agudiza y perdura. La logística del diésel impone desafíos que una previsión de consumo no resuelve necesariamente, en especial en algunas regiones”, afirma.

Según Mauricio Infante, gerente general de Empresa Eléctrica de Puente Alto (EEPA), de haber racionamiento se abordaría de la siguiente forma: “Lo primero es que se bajaría la potencia de distribución un 10%, que es un cambio casi imperceptible para los clientes, pues tienen energía, pero nosotros enviamos menor potencia, lo que se traduce en un ahorro del consumo eléctrico y ayuda a racionar el consumo. Lo otro es que se puede instruir que los consumos industriales no se realicen en horario punta, es decir, de 18 a 23 horas”.

El rol de las renovables
Junto con las acciones de corto plazo definidas por la autoridad, Juan Sebastián Jara, director ejecutivo de Matchenergía, cree necesario buscar soluciones para mediano y largo plazo, ya que estos escenarios serán más comunes a futuro. “En otros países, para promover el rápido ingreso de energías renovables en determinadas zonas, a los proyectos se les permite realizar menos trámites en su evaluación. Además, en las licitaciones de clientes regulados junto con los precios, se podría establecer un criterio que favorezca a proyectos renovables que inyecten energía desde el atardecer en adelante”, sostiene.

En este aspecto, Jara valora el potencial de Chile para desarrollar energías como la solar en el norte y la eólica en el sur. “A medida que haya más energía limpia, más amplio será el mix de generación, lo cual ayudará a mejorar la seguridad del suministro y a disminuir los precios, ya que este tipo de energía tiene costos de desarrollo bajos y períodos de construcción más acotados que las convencionales”, indica.

Ahora, la creciente participación relativa de generación renovable en la matriz eléctrica debe ser acompañada de nuevos recursos que aporten flexibilidad y seguridad al sistema, para no poner en riesgo la continuidad de suministro para los clientes. Así lo cree el director del Centra de la UAI, Daniel Olivares.

“En lo inmediato, se debe recurrir a la generación a gas y diésel como los recursos flexibles disponibles para recuperar el actual escenario de estrechez. Sin embargo, es de esperar que -en el mediano plazo- sean nuevos sistemas de almacenamiento de energía los que entreguen atributos de flexibilidad y seguridad a una matriz energética sostenible”, acota el académico.