Microrredes eléctricas: de la generación ciudadana a la comunitaria
Las microrredes son agrupaciones de equipos de generación y almacenamiento de energía distribuidos, como techos solares fotovoltaicos, pequeños productores solares y eólicos, y baterías, que suministran localmente y de manera coordinada a un conjunto de usuarios eléctricos. Existen en varios tamaños y configuraciones, pero en todos los casos responden a la necesidad de operar de manera eficiente y segura recursos energéticos locales, ya sea de forma aislada o en conexión con una red eléctrica más grande.
Según proyecciones de la empresa de análisis de mercados MarketsandMarkets, al año 2026 el mercado global de microrredes podría alcanzar los 42 mil millones de dólares, impulsado por un creciente foco en la descarbonización, un aumento de los requerimientos de confiabilidad del suministro eléctrico y resiliencia frente a catástrofes naturales, y su creciente uso para la electrificación rural.
El desarrollo de las microrredes cobra especial relevancia en Chile, a partir de los resultados de un estudio realizado por Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) para el Ministerio de Energía el año 2020, en el que se analizaba el rol que pueden cumplir los recursos energéticos distribuidos (e.g., techos solares, pequeños medios de generación distribuidos, almacenamiento en redes de distribución) para suministrar parte del crecimiento de la demanda eléctrica en las próximas décadas en Chile. Los resultados fueron sorprendentes en cuanto a la importante participación que alcanzan los recursos distribuidos en el mix eficiente al año 2040 (cerca del 40% de la nueva capacidad instalada entre 2020 y 2040), a pesar de no considerar el valor adicional que los recursos distribuidos, operados coordinadamente, pueden entregar a la sociedad en términos de confiabilidad y resiliencia del suministro eléctrico.
Lo anterior sugiere que una integración de recursos energéticos distribuidos, y la implementación efectiva de microrredes para su operación segura y eficiente, podría cambiar de forma importante la manera en que como país aseguramos el suministro de nuestra creciente demanda energética, pasando de un crecimiento basado casi totalmente en grandes plantas de generación y sistemas de transmisión, a uno en el que los mismos usuarios finales pueden tomar decisiones sobre cómo autogenerar su electricidad, asociarse comunitariamente para el traspaso de excedentes de generación, optar a distintos grados de confiabilidad, y mejorar la resiliencia de las comunidades frente a catástrofes naturales como terremotos, inundaciones, entre otras.
Afortunadamente, Chile cuenta en sus universidades y centros de investigación con una masa crítica de investigadores de prestigio internacional en el desarrollo tanto de equipamiento como de estrategias de operación para microrredes, que acompañada de una estrategia dirigida de financiamiento de I+D para microrredes y recursos energéticos locales permitiría el desarrollo y empaquetamiento de soluciones tecnológicas de gran valor agregado para nuestra sociedad.