Aunque las empresas de servicios energéticos han realizado una variada gama de proyectos de eficiencia energética y de ERNC, aún falta más financiamiento bancario y otras condicio- nes para una mayor penetración de este formato de negocios.

Su nombre suma apenas cuatro letras, pero durante ya una década han dejado una huella que todavía puede ser mucho más profunda. La alusión es a las denominadas ESCO (abreviatura de Energy Service Companies), cuyo modelo de negocio les permite «apoyar las inversiones de eficiencia energética (EE) en clientes públicos o privados, pagándose por sus servicios a través, principalmente, de los ahorros generados en los edificios o instalaciones intervenidos», especifican en el ministerio de Energía.

Esta relación financiera, muy desarrollada en Europa y Estados Unidos, ha sido catalogada como una herramienta fundamental para avanzar en el cumplimiento de la Contribución Nacional Determinada de Chile (NDC, por su sigla en inglés), que implica la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los distintos sectores, particularmente, a través de la eficiencia energética.

En el libro «Ley de Eficiencia Energética en Chile», publicado en 2022 por la Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética (Anesco Chile), se plantea que el país tiene «una industria pequeña de ESCO que ha realizado una variada gama de proyectos de EE y energías renovables no convencionales (ERNC) en los sectores público y privado. Y que, aunque partieron trabajando con sus propios recursos, han ido creando alianzas con sus bancos y algunos distribuidores para hacer crecer su número de implementaciones».

Evaluación positiva

A juicio de Claudio Pérez, jefe del área de Energías Renovables de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), el modelo de negocio ESCO ha sido y es atractivo para el sector público y otros actores del mercado «debido a las complejidades que pueden tener ciertas instituciones para realizar una inversión importante en materia energética. Para nosotros, existe un alto potencial de implementación del modelo en generación distribuida para los edificios públicos. No obstante, si bien en la AgenciaSE se han efectuado variados diagnósticos energéticos en estas instalaciones bajo el modelo ESCO, se requiere para poder implementar estos proyectos de la aprobación de presupuestos a largo plazo, de 8 a 15 años», detalla.

«Los bancos deberían tener la capacidad de valorar como un activo los contratos de venta de energía que tienen las ESCO como garantía para la realización de más proyectos», Carlos Silva, investigador del Centro de Transición Energética de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En esa línea, menciona un caso de éxito: el proyecto fotovoltaico de 80 kW en dependencias del ministerio de Desarrollo Social, para el cual se logró un descuento de 14,1% respecto al precio de la energía de la distribuidora eléctrica, con un contrato a 15 años.

Carlos Silva, investigador del Centro de Transición Energética (Centra) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), comenta que este modelo «ha facilitado la implementación de sistemas de generación solar para grandes y medianos clientes, tanto en la industria como en el comercio».

En ocho áreas

Como destaca Anesco, las oportunidades de eficiencia energética en las cuales se aplica el modelo ESCO son ocho: iluminación eficiente, climatización y reacondicionamiento térmico, recambio de calderas eficientes, generación y distribución de vapor, generación de agua caliente sanitaria mediante colectores solares, incorporación de energía renovable para suministro eléctrico, cogeneración y energía distrital.

En específico, Mónica Gazmuri, gerente del gremio, expresa que la energía distrital «es parte de una solución frente a un sistema energético bien colapsado, con problemas territoriales y de aceptación de los grandes proyectos. Sin embargo, exige mayor colabo ración y trabajo de todos los involucrados. Es parte de la eficiencia energética que falta en el país y que requiere de una lógica distinta a la cómo se invierte hoy en proyectos energéticos y el desarrollo local»

El también profesor asociado de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la UAI explica que ambos sectores enfrentan dos barreras principales al momento de evaluar la implementación de este tipo de ERNC: la primera es informativa, ya que para esos potenciales clientes «no es evidente que los sistemas funcionarán como se les publicita y temen perder la inversión realizada por alguna falla o desperfecto inesperado». Además, advierte que «dado que no conocen del tema, desconfían de las predicciones de generación de energía».

Y la segunda traba es financiera. «La industria y el comercio tienen acceso a financiamiento, pero es limitado y, en general, prefieren enfocarlo en su giro principal», sostiene el especialista.

En ese escenario, destaca que las ESCO’s permiten mitigar ambas barreras a través de «su participación como intermediador entre el proveedor tecnológico y el cliente final. Estas empresas suelen financiar, construir, operar y mantener los proyectos, asegurando el funcionamiento eficiente del sistema de generación durante su vida útil y liberando al cliente final de las dificultades propias de la tecnología», afirma.

Dos ESCO’s que conocen bien y han aprovechado las ventajas del modelo son Punto Solar y Energy Tracking. Hermes Silva, gerente general de esta última, resalta la activa participación de la empresa en proyectos de los sectores público y privado, específicamente para los rubros inmobiliario y hotelero. También ha tenido una fuerte presencia en proyectos de energía distrital, tanto públicos como privados en etapas de prefactibilidad, factibilidad, ingeniería e implementación.

Por su parte, Juan Pablo Oyanedel, gerente general de Punto Solar, tiene un hito que contar. Su emprendimiento suscribió, en 2013, el primer contrato de una ESCO: con la Universidad Andrés Bello, con el apoyo de Corfo. «Punto Solar es una empresa con espíritu joven, que representa una generación que está cambiando la forma de ver y hacer las cosas, brindando soluciones integrales en base a sistemas de energía solar fotovoltaico, proyectos de almacenamiento y electromovilidad en los diferentes sectores productivos del país», expone.

Trabas y desafíos

¿Qué desafíos debe atender o qué dificultades debe superar el modelo ESCO para tener un efecto positivo aún mayor en la generación distribuida de nuestro país? En el libro «Ley de Eficiencia Energética en Chile» se hace alusión a la «relación virtuosa que se puede establecer entre estos proyectos y el financiamiento de la banca, considerando el marco regulatorio que otorga la citada regulación. En ese sentido, manifiesta también la posibilidad de que exista «una garantía estatal a los financiamientos de ESCO o que la banca considerara los mismos contratos bajo este formato como respaldo de la deuda».

Desde la vereda de la AgenciaSE, Claudio Pérez cuenta que parte del equipo técnico de la institución ha estado desarrollando estudios de diagnóstico y bases de licitación, por lo que espera que para 2024, si se obtienen las validaciones técnicas presupuestarias para edificios públicos, se potencie este tipo de proyectos a mayor escala.

«Este mercado está en pleno desarrollo y tiene un potencial tremendo, aunque hay factores que juegan en contra, como el aumento en los costos de energía y combustibles, de la tecnología solar y de la logística», Juan Pablo Oyanedel, gerente general de Punto Solar.

«Lo anterior, permitirá aportar a la meta país del gobierno de alcanzar una capacidad instalada en generación distribuida de 500 MW totales al término de este mandato. Al respecto, el rol que juega el sector público en el cumplimiento de dicha meta es importante para ajustar la regulación, eliminar barreras de entrada y poner a disposición medidas de fomento para empujar este segmento», sostiene.

Según el experto, las principales dificultades para poner en marcha este tipo de iniciativas se relacionan con la inversión inicial y su retorno, lo que puede hacerlos no viables para algunas ESCO’s. Y para la implementación de proyectos financiados bajo este modelo en el sector público está el problema «de que se requiere un contrato a largo plazo para la adquisición de un servicio entre las instituciones y las ESCO’s. Esto, sin embargo, ya está siendo trabajado y coordinado directamente por el ministerio de Energía y la Dirección de Presupuestos, que ya están en una etapa de comunicaciones avanzadas sobre el asunto».

Los modelos ESCO son una excelente oportunidad para ejecutar una mayor cantidad de proyectos en edificios públicos mediante un financiamiento independiente al estatal y aportar a la meta del Gobierno en la generación distribuida», Claudio Pérez, jefe área de Energías Renovables de la Agencia de Sostenibilidad Energética.

Agrega que el área de Energías Renovables de la cartera dispone de la capacidad técnica y experiencia para impulsar la implementación de este tipo de proyectos, «ya que hemos trabajado en la puesta en marcha de programas similares que han sido exitosos, como son Techos Solares Públicos y Casa Solar», subraya.

Por su parte, Hermes Silva señala como valla a superar «la falta de información y conocimiento tanto del mercado como de la industria. Al haber pocos proyectos e incentivos, no se desarrolla el modelo de negocio a la velocidad necesaria para generar un impacto real, lo que redunda en falta de capacitación y conocimiento».

Juan Pablo Oyanedel, en tanto, cree que «este mercado está en pleno desarrollo y tiene un potencial tremendo, aunque hay factores que juegan en contra, como el aumento en los costos de energía y combustibles, de la tecnología solar y de la logística. Además, está la necesidad de contar con líneas de financiamiento a bajo costo que permitan a los modelos ser rentables en el tiempo, entendiendo que pasan a ser modelos de negocio financieros».

«Al haber pocos proyectos e incentivos, no se desarrolla el modelo de negocio a la velocidad necesaria para generar un impacto real, lo que redunda en falta de capacitación y conocimiento», Hermes Silva, gerente general de Energy Tracking.

En la misma línea, Carlos Silva asegura que «la mayor barrera para las ESCO tiende a ser el acceso a financiamiento. Muchas de ellas son pequeñas o medianas y una vez que comienzan a financiar proyectos bajo esta modalidad agotan su capacidad crediticia con el sistema bancario. En este contexto, los bancos deberían tener la capacidad de valorar como un activo los contratos de venta de energía que tienen las ESCO’s como garantía para la realización de más proyectos. Alternativamente, algunas de estas empresas han optado por fondos de inversión para levantar financiamiento para la realización de proyectos».

Gentileza: Revista EI